El museo y la Huaca Cao Viejo en el complejo El Brujo
En el Perú uno de los preciados activos es su cultura. El acceso a la cultura es un derecho que debe tener la población a través de políticas y modelos específicos de intervención. Hay que entender que el turismo arqueológico fomenta identidad a través de los símbolos obtenidos de las excavaciones, revalorando el patrimonio histórico-arqueológico de la comunidad en desmedro de las faenas diarias de expoliación del patrimonio en toda la costa norte. En ese sentido, es necesario plantear varias propuestas que ayuden a un buen desarrollo de la gestión cultural en el Perú, particularmente el apoyo del Estado peruano para favorecer el turismo arqueológico que, desde luego, no es un gasto, sino es una inversión a futuro como lo hacen otros países del continente y de Europa y Asia en especial.
La apertura al turismo nacional e internacional del complejo arqueológico El Brujo se realizó el 12 de mayo del año 2006, cuando la prestigiosa revista National Geographic dio a conocer a nivel mundial el descubrimiento de la tumba de la Señora de Cao. Se aprovechó esta ocasión para inaugurar una cubierta de membrana textil tensada, de 2500 m2, tratada e impermeabilizada contra UV, que actualmente cubre una parte de la fachada principal con relieves policromos mochica de la Huaca Cao Viejo.
Entre los años 2013 y 2014, el plan COPESCO financió la primera etapa de acondicionamiento turístico del complejo El Brujo y la Huaca Cao Viejo, con el objetivo de ampliar la visita a otros atractivos turísticos del complejo. Estas obras permitieron colocar un afirmado en la carretera circundante por la banda norte y oeste, donde se encuentran las conocidas Huaca El Brujo o Cortada y Huaca Prieta. Asimismo, al pie de cada uno de estos monumentos, se construyeron paradores turísticos, con estacionamientos, señalizaciones y rótulos de interpretación. La segunda etapa de este proyecto consistió en mejorar el circuito turístico desde el museo de sitio de Cao hasta la cima del monumento. Para este fin, se renovaron los pasamanos de caña guayaquil con sogas del circuito, y en cada tramo, de acuerdo al atractivo, se colocaron paneles de información o rótulos de interpretación bilingüe (inglés-castellano).
El Plan COPESCO también se hizo cargo de la construcción de cubiertas ubicadas en el lado sur de la Plataforma Superior, donde aparecen un recinto esquinero con el friso del Decapitador Moche, peces y olas; el muro sur de un patio temprano con figuras de rayas y mantarrayas; el muro con diseños del pez life; columnas pintadas de un patio más temprano de Moche; y los restos de una doble cámara funeraria de un desentierro. También, se construyeron cubiertas en el lado exterior oeste de la Plataforma Superior, donde se encontraron recintos pintados de blanco con pilares también pintados del mismo color y una gran cubierta que protege el recinto-mausoleo de la Señora de Cao. Los materiales utilizados en las cubiertas fueron de uso tradicional: Madera, caña, soguillas, esteras y barro.
El Museo Cao
En abril del 2009, la Fundación Wiese inaugura el museo Cao para exhibir y preservar los restos de la Señora de Cao con sus emblemas de poder, insignias, ornamentos y accesorios diversos, entre otros restos arqueológicos obtenidos de las investigaciones arqueológicas. El diseño arquitectónico del Museo Cao fue trazado por la arquitecta Claudia Ucelli Romero, con un planteamiento modular basado en las plantas arquitectónicas de algunos sitios de ocupación Moche en la costa norte, con tendencia a crecer espacialmente en la medida de los avances de la investigación arqueológica y nuevos descubrimientos. En el año 2010, este proyecto arquitectónico ha sido merecedor del premio Hexágono de Plata de la Macro Región Norte, en la XIV Bienal de Arquitectura Peruana.
El Museo Cao es un espacio cultural para compartir con la comunidad científica, local, nacional e internacional. Al interior de este inmueble, se muestran las expresiones culturales que abarcan una herencia cultural de 14 mil años de antigüedad, desde el Período Precerámico hasta la ocupación Colonial. En cada sala hay singulares obras producidas por el hombre a través de un recorrido milenario, en especial una secuencia cultural y cronológica de la cerámica, la importancia de la cestería en el tiempo, los textiles producidos en miles de años, los mates, los entierros humanos, imágenes de ritos y ceremonias, además de los valores de un medio natural generoso en épocas prehispánicas: el mar, las albuferas, los ríos, las lomas, los montes con algarrobos que fueron explotados racionalmente y que significaron la inspiración del hombre para la creación de un mundo mágico-religioso que ayudó a una armonización del hombre con lo natural y sobrenatural. Todas estas expresiones arqueológicas están presentadas en seis salas. Además, se proyectan videos ilustrativos vinculados con la paleoecología, actividades productivas y arqueológicas. El planteamiento museográfico en este espacio es diferente al que tienen los museos tradicionales, es de corte temático y didáctico, de fácil comprensión para el visitante, con un lenguaje sencillo y bilingüe.
La sala 6 acoge al cuerpo de la Señora de Cao en un extraordinario estado de conservación, con su piel preservada, con tatuajes en sus antebrazos, con su cabello y uñas. Su cuerpo se encuentra desnudo cubierto por un tull dentro de una urna y es reflejada a través de un espejo para la observación del público, con el mayor criterio de respeto al ancestro. A los costados de la visualización del cuerpo de la dignataria, se muestran dos porras de cobre dorado que fueron encontradas originalmente a los costados del fardo funerario. En las otras vitrinas se presentan sus emblemas de poder, sus vestidos, sus joyas personales, collares, aretes, coronas, diademas, narigueras, ofrendas de cerámica, estólicas, estandartes, implementos de tejido y agujas de oro. Lo que llama poderosamente la atención del visitante son los emblemas de poder y los ornamentos de oro, plata y cobre dorado, especialmente las narigueras que constituyen notables piezas de arte, alta tecnología y gran significado simbólico.
El modelo de gestión del patrimonio cultural arqueológico es integral, de buenas prácticas. El museo Cao tiene tres elementos fundamentales que se enmarcan dentro del concepto de ecomuseo: Territorio, población y museo. Este concepto, por ejemplo, es aplicado de manera plausible en Túcume, gracias a la gestión de Bernarda Delgado y Alfredo Narváez.
Un ecomuseo es un instrumento que un poder público y una población conciben, fabrican y explotan conjuntamente… Un espejo en el que esa población se mira, para reconocerse en él, donde busca la explicación del territorio al que está unido, junto al de las poblaciones que la han precedido, en la discontinuidad o la continuidad de las generaciones. Un espejo que esa población presenta a sus huéspedes, para hacerse comprender mejor, en el respeto a su trabajo, sus comportamientos, su intimidad. Una expresión del hombre y de la naturaleza… Una expresión del tiempo […] que juegue, en este caso, un papel de información y de análisis crítico. Una interpretación del espacio. De espacios escogidos, donde el visitante pueda reposar, o caminar. Un laboratorio, en la medida en que contribuye al estudio histórico y contemporáneo de esa población y de su medio… Un conservatorio, en la medida en que ayuda a la preservación y a la valoración del patrimonio natural y cultural de esa población. Una escuela, en la medida en la que asocia a esa población con sus acciones de estudio y de protección, en la que incita a un mejor análisis de los problemas de su propio futuro. Ese laboratorio, ese conservatorio y esa escuela se inspiran en principios comunes. La cultura que ellos invocan hay que entenderla en su sentido más amplio, al tiempo que se consagran a dar a conocer la dignidad y la expresión artística de las diversas capas de población de las que emanan las diferentes manifestaciones. En el ecomuseo la diversidad no tiene límites, habida cuenta de las diferencias existentes. La población no se encierra en sí misma, sino que recibe y da” (Rivière 1993:191-192) (tomado de Narváez, 2019: 301).
La gestión del museo y el campo del arqueo-turismo tuvo también estrecha vinculación con el desarrollo de la comunidad de Magdalena de Cao. Empezó con el involucramiento del equipo del programa El Brujo en la población local, a través de charlas de sensibilización, capacitación, actividades culturales y todo un propósito de proyección cultural. Estas actividades y la repercusión del hallazgo de la tumba de la Señora de Cao trajeron consigo el desarrollo socioeconómico, social y fortalecimiento de la identidad de los pobladores de Magdalena de Cao. Fue necesario formar un comité de desarrollo turístico, encabezado por el alcalde local y las instituciones del Estado y privadas. En con secuencia, tanto fue nuestro involucramiento que, la figura de la Señora de Cao, se posesionó fuertemente en la población, al punto de que su imagen recreada saliera a las calles una vez al año para su jubilo y reconocimiento como imagen cultural ancestral. Desafortunadamente, la pandemia del 2020 y 2022 ha truncado esta y otras actividades culturales. Magdalena de Cao, actualmente, tiene otro rostro de desarrollo turístico comparado al que encontramos en el año de 1990. El cambio fue cualitativo.
La Fundación Wiese, soportado por un equipo comprometido y calificado, tiene una misión a largo plazo, convertir al complejo arqueológico El Brujo en un destino fascinante para todos sus visitantes y en fuente de conocimiento para la humanidad, promoviendo a través de ello la sostenibilidad del sitio arqueológico. A la fecha se maneja una plataforma virtual (Branding y ecosistema digital), que promociona constantemente los atractivos del complejo El Brujo y la Señora de Cao; difunde las investigaciones de campo y gabinete, con contenidos asociados a los descubrimientos arqueológicos de décadas pasadas, esto, desde luego, ayuda a la difusión de conocimientos y la promoción del complejo El Brujo. Se ha construido también el producto turístico (stakeholders).
Finalmente, en la actualidad, el museo promueve talleres de cerámica, textiles, activaciones culturales y capacitaciones a niños, jóvenes a miembros de la comunidad de Magdalena de Cao. En suma, la Fundación Wiese, como institución privada, hace, en realidad, una gran gestión cultural acompañado del Ministerio de Cultura.
Por: Dr. Régulo G. Franco Jordán
Director del parque arqueológico de Machupicchu
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