Especialista de Programa encargado del monitoreo de los sitios de América Latina en la Secretaría de la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO

Durante los últimos 20 años ha trabajado en el Sector de la Cultura en la Sede de la UNESCO en París, principalmente en la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural (1972) y la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial (2003).

A partir del año 2000 se desempeñó como Especialista del Programa para la Convención de Patrimonio Inmaterial y desde el 2011 hasta la fecha en la Secretaría de la Convención del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Ha coordinado Misiones de Monitoreo y Asesoramiento Técnico realizadas conjuntamente con las organizaciones consultativas de la Convención (ICOMOS, ICCROM y UICN) para apoyar en las necesidades y actuales desafíos que enfrentan los diferentes bienes inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de América Latina y el Caribe. Fue también el coordinador de la elaboración y adopción de los Planes de acción subregionales Patrimonio Mundial para América Central y el Caribe (PAMAC) y América del Sur (PAAS) en el periodo 2015-2022.

Así mismo, ha participado en el proceso de cooperación para la nominación del bien Qhapaq Ñan, coordinó la implementación del proyecto extrapresupuestario financiado por el Gobierno del Japón para promover, entre otros, la gestión integrada de este bien del Patrimonio Mundial que une a seis países de Sudamérica.

La Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, adoptada hace 50 años por la Conferencia General de la UNESCO en 1972, estableció ante los peligros que amenazan la supervivencia de los bienes culturales y naturales de valor universal la necesidad de un esfuerzo conjunto de todos los países para protegerlos y transmitirlos a las generaciones futuras. En esta perspectiva, ¿qué riesgos ve usted a futuro en relación a la preservación del Santuario Histórico de Machu Picchu?.

La Convención del Patrimonio Mundial, que celebra este año su 50º Aniversario, ha permitido proteger de manera eficaz un número significativo de bienes culturales y naturales de valor universal excepcional en todo el mundo. Sin embargo, el mismo éxito de la Lista del Patrimonio Mundial ha provocado que los bienes inscritos se encuentren bajo presión constante, en muchos casos debido al impacto del turismo masivo que puede en ciertas circunstancias amenazar los valores que han justificado su inscripción. Las consecuencias del turismo masivo, junto con los impactos adversos del cambio climático en los bienes inscritos representan dos factores críticos de riesgo que afectan al Patrimonio Mundial y que deben tomarse en cuenta para su conservación y gestión sostenibles, y el Santuario Histórico de Machu Picchu constituye en este contexto una perfecta ilustración.

La complejidad de la gestión y la conservación de un sitio mixto con las características de Machu Picchu, con sus dimensiones culturales y naturales excepcionales, exige un esfuerzo sostenido en el tiempo para mantener su Valor Universal Excepcional. Uno de los temas de riesgo que mantienen toda su vigencia es, sin lugar a duda, el manejo del flujo de visitantes. La definición de un límite del número de visitantes debe ser analizado con mucha precaución para evitar poner en riesgo el sitio a corto y mediano plazo. Es por ello que el Centro del Patrimonio Mundial, en consonancia con el Comité del Patrimonio Mundial, ha manifestado su preocupación frente a los potenciales riesgos ocasionados por el aumento progresivo del número de visitantes diarios y ha pedido al Estado Parte que se tomen en consideración los parámetros pertinentes que emanan de las conclusiones del estudio de capacidad de carga y que todas las medidas cautelares requeridas sean aplicadas para evitar colocar a Machu Picchu en situación de vulnerabilidad excesiva.  Recordemos que desde el 2015, el Comité lanzó una alerta al gobierno del Perú para atender este tema y otros temas de conservación, planificación y gestión que se encontraban pendientes y que ponían al sito en riesgo de ser inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro.

Por otra parte, las diferentes decisiones del Comité del Patrimonio Mundial han insistido en que el desarrollo de cualquier infraestructura turística debe estar estrechamente regulado y controlado para preservar los valores naturales y culturales de toda la zona, así como la integridad visual del sitio Patrimonio Mundial. Es por ello que es de suma importancia contar con regulaciones efectivas para todo proyecto de infraestructura. Un desafío importante que también es de actualidad es la necesidad de una planificación cuidadosa de los actuales y futuros proyectos de transporte para facilitar el acceso a la llaqta para que todos tomen en consideración de manera global los resultados de la evaluación de la capacidad de carga aceptable y el Valor Universal Excepcional de Machu Picchu.

En el futuro un reto importante consistirá a velar porque todo proyecto importante de infraestructura de transporte, como aeropuertos, ferrocarriles, teleféricos, túneles y carreteras, se evalúe rigurosamente en una fase temprana de la planificación en cuanto a su impacto en el VUE del bien, en su entorno más amplio y tomando en consideración la futura propuesta Reserva de la Biosfera Machu Picchu-Choquequirao.  Esto incluye, como lo ha señalado el Comité del Patrimonio Mundial, los potenciales impactos indirectos y acumulativos del nuevo Aeropuerto Internacional Chinchero-Cusco, en particular por las obras de construcción, las prácticas operativas como las rutas de vuelo y el impacto visual y acústico, el aumento del número de visitantes a la zona, así como las nuevas infraestructuras asociadas y el alojamiento turístico. Todos estos puntos deben ser considerados adecuadamente a través de los procesos de Evaluación de Impacto ambiental y al patrimonio.

En el 2017 una misión del Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO, realizó un Monitoreo Reactivo al Santuario Histórico de Machu Picchu, confirmando los múltiples desafíos relacionados con el aumento de visitantes, las presiones urbanas y del desarrollo. ¿Cuánto se ha avanzado en la preservación de Machu Picchu teniendo en cuenta su vulnerabilidad?

La gestión y la conservación de Machu Picchu ha conocido mejoras notables en los últimos años y el Gobierno del Perú ha obrado de manera efectiva para atender los temas más urgentes como la consolidación del mecanismo de gestión integrado e interdisciplinario del bien que constituía un tema de preocupación por parte de la Convención del Patrimonio Mundial y que ha logrado reforzarse con la nueva estructura de la Unidad de gestión (UGM).

Hoy en día se cuenta además con estrategias y directrices para la gestión global del bien, incluyendo una Estrategia Integral del Acceso Amazónico y una Visión Estratégica para la gestión lo cual constituye también un gran avance para la toma de medidas de prevención frente a los factores de riesgo a corto, mediano y largo plazo. Esto, agregado a la aprobación de un nuevo Plan Maestro que se deberá armonizar de manera efectiva con las diversas estrategias, visiones, planes operativos, reglamentos y medidas de sanción existentes, permitirá reforzar la protección y la gestión de Machu Picchu.

El proyecto de realización de un Centro de visitantes cuyo diseño fue aprobado en principio por las organizaciones consultivas de la Convención, podría ser un avance adicional ya que permitirá gestionar con mayor eficacia el flujo de visitantes. Se espera que se desarrollen los respectivos estudios de impacto para ser examinados por parte de la UNESCO. También se observa que el cierre del bien durante la Pandemia ha permitido realizar actividades relacionadas con la investigación y conservación del patrimonio cultural, el mantenimiento de la infraestructura de servicios y la gestión del riesgo de desastres para la prevención de incendios forestales.

El patrimonio cultural además de constituir un factor de identidad, y de cohesión social y cultural, es también un factor importante a nivel económico. ¿Qué normas debe cumplir el Estado parte para gestionar adecuadamente el desarrollo de un turismo sostenible?

El Turismo constituye en sí una oportunidad invaluable que puede contribuir a una mejor conservación de los sitios Patrimonio Mundial. Sin embargo, es fundamental recordar que un turismo manejado de manera inadecuada puede con frecuencia impactar, no solo al medio ambiente, pero también a las comunidades locales. Una política basada en un turismo sostenible es indispensable para lograr que éste tome plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medio ambientales.  El turismo de desarrollarse de manera sostenible no solo encierra el potencial de contribuir al crecimiento económico, sino que también puede ejercer una influencia positiva en las comunidades locales; preservar el patrimonio, la biodiversidad y los recursos naturales; promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres; y contribuir a la respuesta mundial al cambio climático.  Desde la perspectiva global de la UNESCO, el turismo sostenible puede además contribuir a reducir las desigualdades y promover valores de comprensión cultural, tolerancia y paz.

Por último, es importante enfatizar que para cumplir con los objetivos de la Convención de 1972 los imperativos del desarrollo de un turismo sostenible exigen que éste sea impulsado y manejado tomando en consideración la vulnerabilidad de los sitios y las necesidades de conservación especifica de los valores culturales y naturales del bien, y no con el objetivo de la demanda o la experiencia turística, como lo ha expresado en muchas ocasiones la UNESCO y el propio Comité del Patrimonio Mundial.

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