ADINE GAVAZZI. CÁTEDRA UNESCO ANTROPOLOGÍA DE LA SALUD – BIÓSFERAS Y SISTEMAS DE CURACIÓN DE LA UNIVERSIDAD DE GÉNOVA, ITALIA.
Arquitecta suiza de la Politécnica de Milán especializada en antropología andina y amazónica. Ha trabajado en la Costa del Perú en los centros ceremoniales de Cahuachi y Ventarrón y en el paisaje sagrado de Chaparrí. Ha investigado en las regiones andinas la planificación urbana de Ollantaytambo y teocrática de Tiahuanaco y ha focalizado en la Amazonía la arquitectura asháninka de Mayantuyacu y la exploración LIDAR en Abiseo. Su Tecnomorfología de campo en Machu Picchu ha estructurado una base teórica disciplinar para analizar el Patrimonio arqueológico y sus memorias vivas, generando proyectos en sitios de diferentes regiones de Europa y Asia. Es miembro fundador de la Cátedra UNESCO de Génova en Antropologia de la Salud y de la ONG Mimondo. Desde 2017 es directora por la componente Cultural de la Expedición Rio Abiseo en el Sitio de Patrimonio Mundial Mixto. Es autora de numerosas monografías de la editorial Apus: Arquitectura Andina – formas e historia de los espacios sagrados; Microcosmos – visión andina de los espacios prehispánicos; Lima – memoria prehispánica de la traza urbana.
El Parque Nacional Río Abiseo, Patrimonio de la Humanidad, está ubicado en la provincia Mariscal Cáceres, en la zona Nororiental de la Región San Martín. Es uno de los pocos inscritos en valores culturales y naturales. ¿Qué implica la gestión y qué compromiso internacional se asume cuando un bien queda registrado en la Lista de Bienes del Patrimonio Cultural de la Humanidad?
La gestión del Parque Nacional Río Abiseo, uno de los lugares más biodiversos y menos explorados entre los sitios de Patrimonio Mundial, requiere ante todo la valoración de su estado Mixto. Entre los más de mil sitios reconocidos en el planeta, menos de cuarenta expresan valores universales contemporáneamente en sus componentes naturales y culturales y dos de ello se encuentran en el Perú: Machu Picchu y Abiseo. El primero es tan conocido, publicitado y visitado que necesita defender su integridad del impacto generado por el turismo globalizado del nuevo milenio. El segundo al contrario requiere un trabajo importante para ser mapeado, investigado y puesto en valor. Ambos representan un legado excepcional de las culturas Inca y Chachapoya. Si la memoria colectiva inca ha transmitido muchos elementos de su universo, hoy raíz de las culturas vivas, la historia de los Chachapoya todavía espera en Abiseo su rescate. Valorar esta parte de la historia significa reconocerla y atribuirle una función a las 275 mil hectáreas de su territorio contemporáneo.
Las forestas y el patrimonio que se fusiona entre el norte de los Andes y el noroeste de la Amazonia peruana describen una región en la que diferentes capas ecológicas se transforman entre sí, creando corredores naturales para el desarrollo de la vida silvestre y el intercambio de conocimientos. Una combinación significativa de diversidad biológica y étnica abarca el territorio Chachapoyas, que desde tiempos ancestrales ha desarrollado e interconectado culturas arqueológicas y vivas. La región comprendida en la zona alta de Amazonía hasta el valle del Huallaga adquiere aqui su identidad gracias al Parque de Abiseo y a la creación de Reserva de Biósfera de Gran Pajaten, que conecta Abiseo, Kuelap y con otros siete sitios Chachapoyas del Valle del Utcubamba, inscritos en la Lista Tentantiva de Patrimonio Cultural. Este vasto territorio de 2.5 millones de hectarias, hospeda a 170.000 habitantes.
La Salvaguardia del Patrimonio requiere una constante actividad de investigación, conservación y diseminación, que los Estados Partes de UNESCO se comprometen a desarrollar. Según la Convención de Patrimonio Mundial de 1972, las Naciones asumen un compromiso reconociendo el lugar como bien “universal”, que requiere de la cooperación de todos. Ser “propiedad de la humanidad” implica que todos somos responsables de su cuidado y transmisión a las próximas generaciones. En Abiseo este compromiso se traduce en un esfuerzo conjunto entre instituciones públicas, empresas particulares, comunidades locales y UNESCO, para salvaguardar y promover las extraordinarias expresiones de un paisaje cultural único.
En esa perspectiva, ¿cómo salvaguardar la autenticidad e integridad del Parque Abiseo, entre la investigación y puesta en valor y cómo conectar un paisaje ancestral casi desconocido con las culturas vivas?
Gracias a un acuerdo suscrito en 2016 entre el Ministerio de Cultura, Ministerio del Ambiente – SERNANP, Minera La Poderosa y Asociación Pataz, la empresa Horizon ha realizado un levantamiento aéreo LIDAR. Tecnología que la Cátedra UNESCO de la Universidad de Génova utiliza también en Machu Picchu para el análisis del paisaje cultural y de la planficación territorial. En co-dirección con la Jefatura del Parque se organizó una expedición que en 2017 recorrió el valle alto del río Montecristo llevando por primera vez puntos en el campo para mapear la planificación de asentamientos. El trabajo conjunto de un grupo de antropólogos, arqueólogos, arquitectos, biólogos, botánicos, topógrafos y ornitólogos, acompañados por un equipo de fotografía y filmación profesional, reportó importantes resultados publicados en 2018 y ha activado una investigación interdisciplinaria que integra los aportes de las instituciones peruanas con la participación activa de las comunidades locales.
La investigación ha identificado una planificación originaria integrada en la red biótica de los Andes orientales, conectados con el Paramo hacia el oeste y la foresta de la Alta Amazonía hacia el este. En este umbral de compleja ecología aparece en Cerro Central un centro urbano monumental en el bosque de neblina, con una extensión de 22 hestáreas: dos veces el área urbana de Machu Picchu y tres de la de Kuelap. Un primer registro aéreo ha localizado un complejo de estructuras funerarias en la formación rocosa que rodea el sitio de “Los Pinchudos” y una serie de pinturas rupestre que señalan el lugar. La lectura de una nube digital en campo ha producido el primer catastro arqueológico geo-referenciado realizado con tecnología LIDAR, cuyos datos han sido analizados e interpretados con tecno-morfología. Se trata de una metodología pionera para Perú y adaptable a otros sitios de Patrimonio Mundial con similares características forestales.
El análisis de Patrimonio Natural ha generado también un registro de las especies emblemáticas del Parque, como el mono Choro de cola amarilla y el Oso de anteojos como indicadores del buen estado de conservación del Parque. Además se ha realizado el primer registro fotográfico con anatomía completa de la tucaneta de Huallanga (Aulacorhynchus huallagae) en estado silvestre como especie endémica representativa del bosque húmedo. El paisaje natural se caracteriza también por un numero importante de plantas medicinales, asociadas a contextos culturales, como señales del desarrollo de una específica relación con los recursos naturales. Precisamente la supervivencia de cultura medicinal, presente en numerosas comunidades indígenas, genera una conexión entre Patrimonio ancestral y la Cultura viva. Su promoción promueve bio corredores y Etnocorredores que salvaguardan la extraordinaria diversidad de los recursos naturales y al mismo tiempo se presenta como un importante instrumento económico de Desarrollo Sostenible.
¿Qué rol cumplen las Cátedras UNESCO en todo este proceso?
La contribución de las Cátedras en el estudio y salvaguardia del Patrimonio Natural y Cultural, Material e Inmaterial es central para promover los valores de la Convención en el marco de los retos ambientales y sociales contemporáneos. La formación de investigadores y profesionales locales y la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles son los instrumentos principales para la difusión de una comunicación con el ambiente. La Cátedra de Antropología de la Salud en particular implementa en Abiseo los objetivos: 3. Salud y Bienestar, 4. Educación de calidad, 8. Trabajo y crecimiento económico, y 15. Vida terrestre.
Lo que mantiene viva la conexión con una herencia cultural ancestral son los bosques y sus comunidades indígenas, aún conectadas a un Patrimonio natural. Su interacción con la red biótica es esencial para preservar el paisaje, sus propiedades curativas y los recursos de su biodiversidad. Preservarlos significa al mismo tiempo garantizar la salvaguardia de un pasado monumental y generar una herramienta eficaz para enfrentar dos desafíos: desarrollar adaptaciones al cambio climático y sembrar semillas permanentes hacia una Cultura de Paz.
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