Entrevista al Embajador Manuel Rodríguez Cuadros

MANUEL RODRÍGUEZ CUADROS. EX MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES Y EMBAJADOR DEL PERÚ EN LA UNESCO (2012-2018).

¿Por qué la preservación de un bien del patrimonio cultural material e inmaterial significa un factor identitario importante para nuestro país?

Porque los pueblos en su convivencia diaria generan cultura material e inmaterial, en función de su cosmogonía, de sus valores y creencias, de su relación con la naturaleza, de sus vínculos familiares y sociales, de su organización económica y social y de sus creaciones. Toda esta trama de relaciones está en función de un compartir material y espiritual. Este acervo de la existencia social de una comunidad se transmite de generación en generación y brinda a la comunidad un sello distintivo, un reconocerse como parte de un nosotros que comprende al individuo pero que lo asimila al mismo tiempo a una colectividad local o nacional.  El Perú como Nación se forma en ese devenir histórico que tiene más de cinco mil años, en el que los habitantes de este territorio, con culturas lenguas y tradiciones diversas se han ido integrando en una totalidad social llamada Perú. El ser peruano como interacción social es una expresión de la cultura material e inmaterial, del patrimonio, que de generación en generación se ha ido trasmitiendo y que nos permite dar respuestas a las tres cuestiones básicas de la identidad: ¿quienes somos?  ¿de donde venimos? ¿a dónde vamos?

En ese contexto preservar el patrimonio, es preservar al Perú como Nación y a los peruanos como parte de ese conglomerado mayor, al nosotros que es el Perú, en sus expresiones locales, regionales y nacionales, diversas y unitarias a la vez.

¿Qué implica la gestión de inscribir un bien en la Lista de Patrimonio Mundial, y qué compromiso internacional se asume cuando queda registrado en la Lista de Bienes del Patrimonio Cultural de la Humanidad?

Implica básicamente tres cosas:

  1. El reconocimiento que sus valores, significados y atributos porque tienen un significado para la cultura, la sociedad y la convivencia humana que excede la trascendencia  local, nacional y regional, por poseer  un valor excepcional de alcance universal. Por tanto el interés legitimo de su cuidado y preservación sin dejar de ser obligación primordial del Estado y las comunidades locales, pasa a ser también competencia de la comunidad internacional en su conjunto.
  2. Al ser un bien que deviene en patrimonio de la humanidad, su cuidado, la preservación de su valor universal excepcional y de sus condiciones de integridad y autenticidad pasa a ser competencia de toda la comunidad internacional, aunque evidentemente la obligación primordial – exigible por la comunidad internacional – sigue siendo del Estado concernido y las comunidades locales. Jurídicamente significa que el bien ya no se rige solo por la legislación nacional, sino también por las reglas y obligaciones del derecho internacional.
  3. El Estado asume la obligación de preservar el valor universal excepcional del bien y de sus condiciones de integridad y autenticidad. También la obligación de aplicar los principios y normas del derecho internacional de la  preservación de los bienes culturales, expresado en las disposiciones  de la Convención del Patrimonio Mundial. Ello implica que su puesta en valor (turismo) debe ser sostenible, que se asegure la transmisión del bien a las futuras generaciones. El turismo no debe destruir el patrimonio. Debe coadyuvar a su preservación. Por ende, el turismo debe realizarse dentro del marco de los principios y normas de protección establecidos en la Convención.

¿Qué rol cumplen las Cátedras UNESCO en todo este proceso?

Para que el patrimonio se preserve y se ponga en valor, se requiere que se transmita y para ello es indispensable que se conozca e interprete. La educación institucionalizada y la no institucionalizada  son el vehículo principal de la transmisión del patrimonio de manera inter generacional. Las cátedras UNESCO tienen ese rol esencial. Coadyuvar desde la enseñanza, la investigación y la difusión al conocimiento, valoración, interpretación y preservación del patrimonio cultural de los pueblos. Y al hacerlo contribuyen también al fortalecimiento de sus identidades nacionales, regionales y locales  en una visión abierta y universal de los valores de la cultura.

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